Marco Antonio fue un hombre que disfrutó de tiempos de gloria y triunfos, reputación labrada en una Roma muy convulsa. Hombre de malos hábitos, inteligente en trato con rameras, delincuentes y guerras, donde destacó por su gran valor y temeridad.
Pese a todo, hombre de confianza de Julio Cesar (con todo lo que ello suponía) llegando a asumir la responsabilidad de importantes asuntos de Roma. La equidistancia e inteligencia política de Julio Cesar difería mucho de las conductas habituales de Marco Antonio; instalado continuamente en el escándalo.
Muerto Julio Cesar, Marco Antonio se hizo con el poder en Roma, donde puso en evidencia su incapacidad de gobernar, mostrando su peor versión; tristemente el hábil combatiente acostumbrado a sobrevivir en las peores vivencias personales desde niño, echó en falta el cariño y los buenos consejos de sus mentores, entre los que se encontraba Julio Cesar.
Marco Antonio no aprendió, se perdió en un mundo contaminado de veleidades y alejado de virtudes humanas.
La vida de este personaje no cambia mucho de algunos consultores estrella que no se dan cuenta que no evolucionan, aun así creen tener respuesta a todo; viven como chimpancés dentro de una comunidad en la que cada individuo tiene un rol, sin valorar qué posibilidades supone vivir en una comunidad más moderna. Pero también a ellos les llegará el momento de gobernar Roma y serán conscientes de su incapacidad al intentar gestionar proyectos.
No os suicidéis como hizo Marco Antonio, convertíos en profesionales humildes y aprended para evolucionar (con perdón).
No quisiera que esta curiosa manera de poner de relieve la importancia de la gestión de proyectos se interprete como un ataque gratuito al buen hacer técnico de cualquier profesional, que va progresando en guerras insoportables con clientes hasta ser jefe de proyecto. Pero sí diré que en esta profesión tan difícil y poco valorada es importante medir o elegir las batallas y proyectos, siendo bueno escapar o no creerse halagos del estilo… “no hay nadie que lo haga como tú, este proyecto es estratégico, hay muchos ojos puestos en nosotros….” dado que muchas veces el consultor no es consciente de que ahí solo está aprendiendo a ser hábil con compañeros de viaje poco recomendables que se aprovechan de su valor y buena voluntad (justo como le pasó a Marco Antonio).
Para evolucionar hemos de aprender a resolver problemas, sobrevivir en proyectos insoportables y saber adaptarse, como no, pero también es importante saber decir que no y pensar que es lo mejor para nuestra evolución profesional.
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